Desde el prisma del horizonte,
desde el aumento de las sensaciones
hemos desandado los caminos,
desanudado la niebla
y escrito nuestros nombres en la sangre.
Se consumían las lágrimas del mar
en mareas periódicas,
aburridas,
cuando soplaba el viento
apenas simulaba una leve brisa.
Apenas una parodia, apenas una sonrisa
y la arena de la vida se escurría
irremediablemente.
Pero tu nombre
escondido
en los confines del viento,
realizó el exorcismo del corazón
y el sol recuperó su brillo
desde que estás a mi lado.
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